Sunday 18 October 2020

18 de Octubre

"Feliz día para las mujeres que desearon y se animaron a ser madres, a los varones que también, a los amigos que en momentos dificiles pueden bancarse no dejar en banda y ser lugar al que volver, a los analistas que siempre les toca cargar con algo que el dinero no puede comprar, lo materno, que no es más (ni menos) que la capacidad de responder a la demanda amorosa, a la angustia y el dolor que a veces haba con ese dialecto del amor que es la hostilidad, el berrinche, por eso un feliz día para quienes nos aguatan, porque madre no es solo quien da amor sino quien resiste el odio y trae la calma, quien acompaña en la frustración y, a pesar de las tristezas, hace confiar en la vida. Como cantó Paul en su peor hora, en el inicio de Let it be: "Cuando me encuentro en problemas, la madre María viene a mi", en alusión a un sueño que tuvo con su mamá en esos días de desesperación con Los Beatles. Aunque ella hubiera muerto muchos años antes, él siempre contó con ella. Nunca deja de emocionarme el relato de personas que cerca de la muerte sueñan con us madres, que los viene a buscar, con las ganas de volver. Tener una mamá es tener un lugar para volver, más allá de la edad, como cantaba Cerati: "Quiero regresar para besarla". Una mamá puede ser una pareja, un amigo, cualquier lugar en tiempos que nada permanece. 
Como analista, siempre presto atención al modo en que mis pacientes hablan de sus amigos, porque esa capacidad de tener amigos que no sean simples socios o duplicaciones del yo, demuestra un buen tránsito por las necesidades tempranas de amor. A veces un análisis no restablece más que la capacidad de la amistad. Ni mucho menos. Lo mismo respecto del amor de pareja. Feliz día para tod@s los que soportan el amor con todos sus matices. "
Luciano Luterau 

 Hoy en la mañana leí este texto, escrito por un psicoanalista argentino a propósito de la celebración del día de la madre en su país. Se me llenaron los ojos de lágrimas al ir leyendo aquello propio de la función materna. Se me llenaron los ojos de lágrimas y lloré, lloré con mucha pena y dolor, porque me di cuenta que mi propia madre no ha podido ser ese sostén emocional que yo he necesitado. Lloré con mucho dolor porque me di cuenta de que mi madre no ha sido capaz de ser continente del otro, ella no es capaz de acompañarme emocionalmente, ni antes, ni ahora, ni el el futuro. Es doloroso darse cuenta de eso, porque queda una especie de vacio, un huequito que se intenta llenar pero que nunca es sufiente. Y es doloroso porque también me hace darme cuenta cómo he ido repitiendo ese loop en mis relaciones amorosas. Hace un tiempo atrás creía que yo dependia emocinalmente de mis parejas y que era eso lo que me impedía disfrutar totalmente el amor. De un tiempo a esta parte me he ido dando cuenta de que más que depender emocionalmente, hay una suerte de incapacidad para simbolizar la ausencia del ser amado, en donde necesito la presencia constante para sentirme amada y tranquila. Me di cuenta que una parte importante del sufrimiento que vivencié en mi ultima relación de áreja tenía que ver con la tremenda angustia que me producia la ausencia del otro, como si en la ausencia dejara de amarme. Esto me generó mucha tristeza y dolor. Esto unido a mi dificultad para expresar mi sentir, hicieron que me fuera aislando y encerrando en mi hoyito de tristeza. Ahora leo esto y pienso claro!, es la forma que conozco de amar, con la tristeza siempre de por medio, con el dolor siempre de por medio, porque esa angustia ante la ausencia del otro, más bien, ese fantasma de la ausencia del otro, es lo que conozco y replico en mi manera de vincularme con el otro. Y efectivamente, ese hoyito nunca va a ser llenado, para esa tristeza y ese dolor nada nunca será suficiente. En el fondo podria resumirlo así: Nunca obtendré de mi madre el amor que espero tener, porque ella no es capaz de darmelo y he buscado en las relaciones amorosas obtener ese amor, pero nunca lo tendré porque solo el amor de mi madre es el que espero. Por lo tanto, es un circulo vicioso que podría nunca tener fin. He llorado con mucha pena el día de hoy. Sin embargo, este texto además de traerme dolorosas claridades respecto a mis heridas, también me recordó como este año de pandemia, confinamiento y rupturas amorosas he sobrevivido emocionalmente gracias a mis amigas. Y no sólo este año ( resalto este año en particular porque ha sido un año peculiarmente intenso), la verdad es que desde la adolescencia aproximadamente, debo agradecir a mis amigas por ser continente, tierra segura en la cual descansar. Gracias a mis amigas este año me he dejado cuidar, me he dejado estar mal y ser acompañada en el proceso de salir del dolor. Mis amigas han sido un sitio seguro en el cual he podido refugiarme, nos hemos cuidado mutuamente, con firmeza y ternura, pero por sobre todo, con amor y contención. Se que ese hoyito de tristeza que hay en mi siempre va a estar, y probablemente nunca se va a llenar. Siempre será vacío. Pero tambien se (o creo saber) que ese hoyito no tiene que ver con los demás, tiene que ver conmigo y mis fantasmas.